sábado, 30 de enero de 2010

Un tal Laureano Segovia...


Probablemente sea un caso único en Argentina, la de un escritor y docente indígena que ha rescatado un importante acervo cultural logrando publicar textos bilingües sobre la cultura originaria de sus ancestros.
Tal es el caso de Laureano Segovia, escritor wichi proveniente de Misión La Paz, (Salta, noroeste argentino). Con la ayuda de un grabador portátil el escritor se internaba en el monte buscando historias entre las 35 comunidades wichis, que habitaban a orillas del río Pilcomayo, en el límite con Formosa, Paraguay y Bolivia, llegó a grabar 333 casetes con historias relatadas por ancianos y caciques de la comunidad, algunos ya fallecidos, lo que constituye un patrimonio de incalculable valor. En 2005 la Secretaría de Cultura de Salta le editó algunas publicaciones traducidas al castellano, entre ellos “Otichunaj Ihayis tha oihi tewok” (Memorias del Pilcomayo), “Olhamel Otichunhayaj” (Nuestra memoria), “Lhatetsel” (Nuestras raíces-nuestros antepasados) y “Och’a tilhis Ihamtes” (Raíces del Chaco Salteño). Este escritor trabaja desde 1986 en la Escuela Puerto La Paz como auxiliar bilingüe (wichi-castellano) traduciendo las enseñanzas del maestro titular.

Ejemplos de esta clase permiten la colección de un tipo particular de biblioteca que estará supeditada a la unión de escritores indígenas y maestros bilingües, con el objeto de trasponer narrativas orales en forma escrita, orientándose hacia el letramiento. Por tal motivo se plantea un paradigma que es imperativo analizar: si una biblioteca indígena (tal como lo mencionó José Bessa Freire, bibliotecario brasileño), no tiene materiales en lenguas indígenas, estaría contribuyendo al proceso de extinción de esas lenguas.
El feliz ejemplo de Segovia justifica el sentido de esta apreciación.

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