sábado, 6 de noviembre de 2010

Pintando un sueño…


Desde hace un tiempo, un interés común entre los miembros del Centro Comunitario Daviaxaiqui, la Fundación desde América y quien suscribe, ha sido la concreción de una tarea que tiene pocos ejemplos en el mundo de la Bibliotecología indígena: la representación estética de la Biblioteca a través de pinturas y murales según los motivos culturales del pueblo qom.

Existen algunos ejemplos de construcciones que representan la cosmovisión originaria, tal vez las más emblemáticas sean las malocas, casas comunales del Amazonas, que son tenidas como duplicados del universo realizados a escala del hombre, cuya idea sintetiza una totalidad. Es un lugar ritual donde el anciano se encuentra sentado en el mambeadero (útero de la madre-maloca) para impartir el conocimiento. La maloca está orientada según la ubicación de las estrellas y su implementación, si no se realiza respetando esa totalidad, podría “deteriorar el paisaje” según lo ha explicado brillantemente Fernando Urbina.

Otros ejemplos los tenemos en la Biblioteca de Guanacas en Colombia, denominada la Casa del Pueblo. La misma ha sido realizada con elementos propios de la flora local, en especial cañas, orgullo de los guanaqueños, cuya construcción representa el espíritu comunitario de las viviendas aledañas.

Si tuviéramos que buscar modos de representar las características simbólicas de un pueblo, por ejemplo entre las comunidades maoríes de Nueva Zelanda, podríamos considerar la decoración de una biblioteca o casa de documentos de la misma manera que históricamente los maoríes han tatuado sus rostros, respetando formas y colores. Probablemente esa representación sea genuina, por tener rasgos comunes a las costumbres y tradiciones de las personas involucradas en esos proyectos, que siempre deberán ser consensuados con la comunidad, de lo contrario se trataría de un ornamento con fines turísticos, sin ningún vínculo genuino con la cultura.

En Derqui tuvimos especial cuidado en esta disyuntiva. Los encuentros fueron charlas circulares y el interés ha sido sincero desde lo profesional y representativo desde lo comunitario. En el barrio toba existe un mural externo que fue realizado entre artistas, docentes e investigadores, donde pueden contemplarse elementos tradicionales de la cultura, como el violín n’ viqué, el arco y la flecha y algunos pájaros del monte chaqueño, pero quedaba darle vida a las paredes desnudas de la biblioteca Qomllalaqpi, para lo cual mantuvimos encuentros con representantes de la comunidad.

Se analizaron criterios tanto desde el punto de vista artístico (elección de guardas y tejidos) como también de elementos propios de la tradición que cotidianamente son trabajados en Derqui (símbolos de la cultura reflejados en algunas artesanías), que implican en si mismas una noción de representatividad para la comunidad. Asimismo se contempló pintar el cartel de la biblioteca con la leyenda “Noýec Tounaxaqui. Biblioteca Qomllalaqpi".


El sábado 30 de octubre estuvieron en Derqui dos personas amigas de la Fundación desde América, se trata de María Zulema Coultas y Luis Gallego Andrade, quienes tendrán a cargo, junto con Silvia Pereiro y parte del equipo del Centro Comunitario Daviaxaiqui, el trabajo conjunto de pintar las paredes internas de la Biblioteca, así como retocar el mural externo. Se estima que para principios de diciembre empezarán las tareas de diseño y pintura. Hasta entonces iremos recogiendo materiales para representar simbólicamente esta casa de la memoria.

Daniel Canosa

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